25 de diciembre de 2015

Qué se esconde tras una lata de Mahou de medio litro.


Sentado, en el tren de vuelta a casa, volvía solitario, entre cuatro asientos. A veces su mirada se perdía en el paisaje industrial, que centraba sólo cuando pasaba alguna mujer caminando por el pasillo del vagón, contoneara o no sus caderas. Escondida llevaba entre las piernas, cogida por las manos una lata de Mahou de medio litro, que iba bebiendo.

Era un hombre joven, de unos 35 años, volviendo del trabajo, que podría ser de aquí o de allá, pero que trabaja aquí, ríe aquí, sufre aquí, vive aquí.  

Mientras estaba sentado frente a él, en la composición de tres asientos del tren de Cercanías, imaginaba cómo sería su vida, y viendo su mirada melancólica, no podía evitar pensar que al llegar a casa no le gustaría lo que tendría. Quizás es padre de una familia numerosa desahuciada, quizás comparta piso con otros en parecida situación, o quizás vive solo soñando con el futuro; quizás esta noche no habrá cena especial, quizás esta noche haya alguna fuerte discusión con las personas con las que convive, quizás en su soledad no tendrá con quien hablar.

El tren continúa y se baja en la última estación, en mi ciudad, y se pierde entre otras y otros tantos, con su lata de Mahou de medio litro ya acabada, esperando a la siguiente.

Esta imagen me la encontré tras la vuelta de ver a mis queridos amigos madrileños en una bonita mañana de 24 de diciembre.
Resultado de imagen de INTERIOR DEL TREN DE CERCANIAS
Fig. Interior del tren de Cercanías. Fuente: www.wikipedia.org

28 de marzo de 2015

Prejuicios

Hace unos días un joven que asistía a la manifestación del 8 de marzo, ante las increpaciones de un señor mayor al por qué se manifestaban si ya se habían conseguido muchas cosas, el joven le decía al viejo “lea”, el viejo cayó y se hizo un silencio entre las 10 o quince personas que escuchaban la conversación.

Creo que hay una gran diferencia entre informarse para alimentar los prejuicios, y entre informarse para eliminarlos.

Acostumbrado a escuchar decenas de comentarios sobre las circunstancias del momento que vivimos, de las innumerables informaciones que nos llegan por los diferentes medios, incluido y cada vez en mayor proporción, Internet, sigo percibiendo quién alimenta esos prejuicios y quien mantiene una actitud prudente ante esas informaciones.


De cualquier modo, prefiero escuchar a opinar, aunque me cueste, y a veces no pueda evitar contestar a los necios. 

fuente: http://www.alianzaporlasolidaridad.org/noticias/responder-a-los-prejuicios-sobre-las-migraciones


25 de enero de 2015

Ámsterdam

Viajamos a Ámsterdam en pleno invierno, la ciudad está preciosa y llena de gente. La temperatura no sube de un grado en todos los días. El sol apenas aparece la mañana de la penúltima jornada. Paseamos por sus estrechas calles y cruzamos puentes, según wikipedia hay unos 1500 en toda la ciudad, que invitan a recorrer sus canales. 

Visitamos el museo Van Gogh, que es muy recomendable visitar con audioguía; el austero Palacio Real, de la plaza Damm.

Mientras caminamos, entramos en una tienda de quesos. Me encanta el queso, aunque a medida que uno se hace mayor hay que limitar su consumo. De pronto alguien no saluda en español "hola", nos sorprende una chica sonriente y muy guapa que por el atuendo muestra ser la dependienta de la tienda. ¿eres española?. No, soy griega. Qué sorpresa una persona de Grecia que hable tan bien el español. Aprovechamos para hablar con ella, muy receptiva. Nos cuenta que hizo Erasmus en Barcelona, aunque al principio le costó entender que allí se hablara catalán. Estamos a tres días de las elecciones en Grecia. Ahora está haciendo un máster en inteligencia artificial, y bueno, no sabe muy bien qué va a hacer cuando termine. La gente lo está pasando tan mal en Grecia que entiende que voten a Syriza. Por sus comentarios, creemos que ella también lo votará. 

Al salir me cuesta no emocionarme.