Cómo futuro geógrafo, y en la recta final de esta licenciatura que deja de existir, a caballo entre la geografía y la ordenación del territorio, me muestro en una serie de post dedicados a la geografía, para, de esta forma, poder complementar mis conocimientos en este último cuatrimestre que supondrá el final de mi carrera.
Muchos de ellos tendrán que ver con la ya mencionada ordenación del territorio, y sin ánimo de aburrir, intentaré darle un toque sobre lo cotidiano, para que sea accesible a todos los lectores nuevos y habituales de este blog.
El día en que la Yeye supo que se iría a vivir a Parla Este, hace ya tres años y medio, no sabía que llegaba a uno de los mayores proyectos urbanísticos de los municipios del sur de Madrid, donde el 80% de las viviendas son de protección oficial.
Entre las soledades de aquellos primeros días, escuchando ranas, y sabiendo que su torre y la de enfrente eran los únicos edificios habitados en 300 metros a la redonda, comenzó a hacer las primeras amistades del bloque, y al asomarse por la ventana veía a los primeros niños revoloteando por la urbanización vallada, en este caso sin piscina, pero que daba pocas posibilidades a salir de ella a los más pequeños.
Y es que Parla Este es un barrio que está concebido para que su habitante haga vida en su urbanización, coja el coche para ir al supermercado, para ir a llevar al niño al colegio, o para ir a trabarar, constituyéndose como un auténtico barrio dormitorio, donde los primeros días, como decía la Yeye, "no había na", más que esqueletos de edificios en construcción y grúas. La ausencia de zonas sin locales comerciales, o las aceras amplias donde al pasear no encuentras ningún aliciente para volver a recorrer la misma zona, hacen del barrio una zona totalmente diferente al resto del municipio, con una planificación menos estudiada este útlimo, y con una densidad de población mucho mayor, ya que si bien el barrio de Parla Este en extensión suponga casi la mitad del casco urbano, en él vive a penas un 10% de la población de toda la ciudad.
Y la Yeye sin saberlo.