27 de febrero de 2010

MIS GAVIOTAS

Hubo miles de mensajes, mensajes para conocerse, mensajes para insinuarse, para descubrirse, o para presentarse. Fueron mensajes que bomberaron más deprisa el corazón, de emoción y de desazón. Eran mensajes, algunos fríos, otros subidos de tono, o que hacían de la imaginación una realidad.

Te conoci hace un tiempo, tus ojos mostraban una fría ternura, un pasado efímero, sin recuerdos, que limaron tus convicciones, y te formaron dentro de tus enormes contradicciones. Tuviste que sortear el vivir en dos mundos, entre dos esferas, que se enfrentaban porque nunca quisieron conocerse, porque nunca pudieron encontrarse, y dudo de que algún día se encuentren.

Un día aprendí a volar, ójala un día tú también aprendas a volar...

16 de febrero de 2010

GEOGRAFÍA I



Cómo futuro geógrafo, y en la recta final de esta licenciatura que deja de existir, a caballo entre la geografía y la ordenación del territorio, me muestro en una serie de post dedicados a la geografía, para, de esta forma, poder complementar mis conocimientos en este último cuatrimestre que supondrá el final de mi carrera.

Muchos de ellos tendrán que ver con la ya mencionada ordenación del territorio, y sin ánimo de aburrir, intentaré darle un toque sobre lo cotidiano, para que sea accesible a todos los lectores nuevos y habituales de este blog.

El día en que la Yeye supo que se iría a vivir a Parla Este, hace ya tres años y medio, no sabía que llegaba a uno de los mayores proyectos urbanísticos de los municipios del sur de Madrid, donde el 80% de las viviendas son de protección oficial.

Entre las soledades de aquellos primeros días, escuchando ranas, y sabiendo que su torre y la de enfrente eran los únicos edificios habitados en 300 metros a la redonda, comenzó a hacer las primeras amistades del bloque, y al asomarse por la ventana veía a los primeros niños revoloteando por la urbanización vallada, en este caso sin piscina, pero que daba pocas posibilidades a salir de ella a los más pequeños.

Y es que Parla Este es un barrio que está concebido para que su habitante haga vida en su urbanización, coja el coche para ir al supermercado, para ir a llevar al niño al colegio, o para ir a trabarar, constituyéndose como un auténtico barrio dormitorio, donde los primeros días, como decía la Yeye, "no había na", más que esqueletos de edificios en construcción y grúas. La ausencia de zonas sin locales comerciales, o las aceras amplias donde al pasear no encuentras ningún aliciente para volver a recorrer la misma zona, hacen del barrio una zona totalmente diferente al resto del municipio, con una planificación menos estudiada este útlimo, y con una densidad de población mucho mayor, ya que si bien el barrio de Parla Este en extensión suponga casi la mitad del casco urbano, en él vive a penas un 10% de la población de toda la ciudad.

Y la Yeye sin saberlo.

10 de febrero de 2010

UN MADRILEÑO EN LISBOA

Tan sólo fue eso, un fin de semana, tal vez insuficiente para hacerse a una idea de cómo es esta ciudad. Quizás porque tras un periodo de hibernación, el viajero no debería haber elegido este lugar para reactivarse, Lisboa se presentó triste, con pocos paseantes, a una temperatura invernal agradable sin a penas viento, sin lluvia, pero con nubes constantemente, que le daban ese aire melancólico del que a veces parece que se enorgullecen los lisboetas.

El paseo consistió en decubrir calles semidesiertas, de antiguos edificios de viviendas convertidas en oficinas o abandonadas por el no uso, de un sentimiento de vacío que alimentaba el corazón en pequeñas dosis. Porque para encontrar la Lisboa soñada hay que buscarla en las pequeñas cosas, en esos rincones que simulan momentos del pasado: un museo para nosotros solos, donde el guardia de seguridad en un afán por mostrarnos las maravillas que encerraba nos hizo de guía, la Casa-Museu Da fundaçao Medeiros de Almeida, en la Rua Rosa Araújo, 41, que muestra la colección de mobiliario y de figuras de arte que decoraron la mansión de una familia adinerada durante los Siglos XIX y XX; un recorrido en tranvía, el 28 que recorre el barrio de Alfama, el centro de la ciudad y el Barrio Alto, en un medio de transporte casi tan antiguo como la ciudad, que hay que elegir en la primera o última parada para poder sentarse y disfrutar del recorrido; o la visita a la Catedral de Santa María Maior o Sé de Lisboa, mezcla de distintos estados arquitectónicos que comenzó a construirse en 1147, y que sobrevivió a varios terremotos, en el Largo da Sé; y algunas cafeterias que nos transportan a otras épocas como la Cafetería suiza en la Plaça Dom Pedro IV, o el Café a brasileria en la Rua Garret.

Lisboa es una ciudad para ir enamorado, y no para enamorarse...