31 de diciembre de 2009

YA SOMOS GRAN CIUDAD

Ser un poco freak de la geografía durante su infancia y adolescencia le llevó a soñar que su ciudad, Parla, llegase a tener algún día más de cien mil habitantes.

Se revisaba todas las estadísticas de habitantes de municipios, en aquellas enciclopédias de cuatro tomos que todavía llamaban a Burkina Faso, Alto Volta, y en las que ni siquiera venía la localidad de Parla porque tenían datos de 1960 cuando este pueblito contaba con algo menos de dos mil habitantes.

En las bilbiotecas venía algún dato mejor, así que hacía listados de cuál sería el municipio que sin ser capital de provincia tenía más habitantes, y descubrió, que durante los años 80, lo fue L'Hospitalet de Llobregat, en Barcelona, con casi trescientos mil habitantes. Parece ser que la reconversión industrial, la disminución de la natalidad, y el no tener por dónde crecer, hicieron que su población disminuyera y pasara a ser la tercera ciudad más poblada, después de Vigo y Gijón, que anteriormente estaban en el segundo y tercer puesto. Y ahí encontraba a Parla, unos cincuenta mil habitantes en el Censo de 1981, y se contestaba "¡¡¡pero si estamos en los 90!!!", luego descubriría que su pueblo no aumentaría mucho de población, hasta los 65.000 en 1996.

Pero la cosa ha cambiado, Parla ha duplicado su tamaño. Los nuevos barrios y sobretodo Parla Este, han conseguido que su sueño se cumpliera, y según los datos del INE a 1 de enero de 2009, cuenta con 115.611 almas.




Así que su Parla querida es ya una gran ciudad...

22 de diciembre de 2009

DERECHO A VOLAR

Aunque sea en sueños, el derecho a volar debería ser un derecho humano: a sentir, a poder notar en la piel los dedos de quien hace que tus vellos no se relajen; a poder apoyar la cabeza en un hombro, mientras masajean tus cabellos; a relajarse e imaginar los besos que te dieron, todas las veces que uno quiera; a no eliminar las posibilidades de que unas piernas rocen las tuyas, unas nalgas acaricien tus pies, o a que el viento de un soplido eterno sortee tu cuello.

Aunque sea en sueños, el derecho a volar debería ser un derecho humano: a viajar, a pisar tierra extranjera, a saber que podrás volver a repetir el paso de una frontera, a colocar una lágrima alargada por tu mejilla mientras se seca por el frío de otros lugares, más gélidos.

Aunque sea en sueños, el derecho a volar debería ser un derecho humano: A no poseer amigos, sino a compartir mundos con ellos, en una lista de butacas, en una mesa redonda, en unas risas junto al mar, llorando por un mismo desamor.

Aunque sea en sueños, el derecho a volar debería ser un derecho humano: A poder dibujar en la arena de una playa desierta con los pies "te quiero", a residir en tu corazón, a envalentonarse ante la vida, a pasear por una verde pradera o parda de tus intimidades.

A mis amigas de charlas en institutos, a mis amigos de risas en la mañana, a mis amigos y amigas algo más que amigos, compartiendo noches, a los amigos y amigas pendientes, a quienes llevan conmigo 34, 30, 28, 17 y 17 años, a todos los que están cerquita de ellos, a mis amigos y amigas de viaje, a los y las que no me ven pero me siguen, a los de sexo en Madrid, a los que están en la distancia, a los que me visitan de vez en cuando...


Fotografía de Gema Crespo.
En 2009 otra vez tuve la suerte de volar.

13 de diciembre de 2009

LAS CANICAS DE NATALIA

Allá por los años 60 cuando la televisión entró en las clases populares, muchos temieron que los niños se quedarían en sus casas todo el día frente a la llamada "caja tonta". Se equivocaron. Años después, los pequeños seguían participando de juegos populares, y utilizando aquellos jueguetes como las combas, peonzas, chapas o canicas, con las que nuestros padres y abuelos jugaron en su día. En los año 80 cuando entraron los vídeos en los hogares, y algunos años después las primeras consolas, y se temió por lo mismo, se volvieron a equivocar. Ahora con la llegada de internet, y varios años después de su generalización en la mayoría de los hogares de clase media, se vuelve a pensar que los más pequeños no saldrán de casa, y parece ser que se vuelven a equivocar.

En estos días de frío siberiano he podido comprobar que se sigue jugando a este tipo de juegos, y por ende que la gente sigue saliendo a la calle. La llegada de las tecnologías siempre ha sido un factor de miedo por imaginar que nos metería en casa y nos convertiría en seres asociales. Yo creo que los asociales siempre lo fueron y aprovecharon las tecnologías del momento para no relacionarse. Ahora es internet, en su día fueron las consolas, la televisión, o incluso la radio y la lectura. Son personas que, por la razón que sea, se encierran en sus cuartos y no participan de los demás. Pero en realidad el ser humano es un ser social y necesita comunicarse con los demás.

Utilicemos las tecnologías para aprender y relacionarnos, sin olvidar que las personas necesitamos vernos, tomarnos un café juntos, compartir comidas, cenas, amores, desamores, viajes, pasiones...

Las canicas de Natalia son las que me han recordado que el mundo sigue, y que si nos empeñamos en verlo, su progreso casi siempre será por el bien de los ciudadanos.



8 de diciembre de 2009

MISCELÁNEA DE LA INCAPACIDAD

Observó que, entre los asistentes al congreso, fluían aires de seda de colores.



Figura: Asistentes a las Jornadas de Pensamiento Crítico. Madrid 2009

2 de diciembre de 2009

COMO EN LAS PELÍCULAS


Nunca encontré un lugar donde mis prejuicios, y los tópicos que conocía antes de llegar fueran tan reales. Nunca son totalmente iguales, pero se acercaron mucho a mi imaginario.

Gente gruesa, muy gruesa, no todo el mundo claro, pero los que lo son, lo son más que aquí; Un cowboy entrando en una gasolinera de autopista en el desierto con un sombrero vaquero, jeans roídos, y un revólver en la cadera; carreteras rectas e interminables en el desierto con innumerables caravanas a ambos lados, donde se supone que vive gente, imaginaos en las frías noches invernales de viento y arena; una mesa en la que se dirige una partida de póker, rodeado de personajes como un postadolescente con gorra, pantalón corto y sombrero de visera, una rubia cuarentona con gersey blanco escotado y fumando un cigarro, al lado una mujer algo mayor que ella, desaliñada y labios mal pintados, dos amigos que rien a carcajada con un sombrero de cowboy, un señor con gabardina; empleados de parques nacionales disfrazados como de autoridad con sombrero y aun con simpatía, muy distantes, quizás sí sean autoridad; una veinteañera oriental con acento californiano, sirviéndote cervezas en un bar de copas, con ademanes grunge, camisa por fuera y mangas más largas que sus manos.

Es un país que por mucho que quieras buscar los no tópicos, te los vas encontrando, aunque también descubras que en San Francisco nunca hace buen tiempo, con una espesa niebla que en los meses de verano no deja ver el Golden Gate, nosotros tuvimos suerte; que Los Ángeles tiene uno, o quizás varios museos de arte, no nos dio tiempo a verlos (recordad que los lunes cierran los museos en 3/4 partes del mundo), y por lo visto una vida cultural importante, al fin y al cabo es una gran ciudad; que en Las Vegas, muchos de los empleados de los hoteles tienen una pinta de ser gente muy normal;que en el Cañón del Colorado hace un frío que pela, hasta 8 y 10 º C bajo cero en las noches de invierno, y que una extensa masa de monte bajo se extiende hasta que te encuentras con el Gran Cañón, casi sin darte cuenta; que los supermercados tienen fruterías enormes con grandes variedades de verduras frescas, asíque quien no como bien es porque no quiere; y que la gente es superatenta y no sueles encontrar gente desagradable, hasta el cowboy me saludó con un "hi guy" y algo más largo que no entendí, cuando me vio sentado a la salida de la gasolinera.

En fin, que en los Estados Unidos hay de todo, como en las películas, y como en las no películas.