Es relativamente asombroso cómo el mundo cambia. Los prejuicios que nos rodean cultivan opiniones, a veces tratadas como verdades absolutas sobre cómo son las sociedades en un lugar u otro, o en si un cambio de modelo político será el fin de nuestra existencia. Parece ser que donde se están sucediendo en la actualidad altercados en sus plazas por esos cambios, acuciados por una dictadura, era paradójico que existiera libertad de prensa. Claro, como una parte importante de su población era analfabeta, no preocupaba, esa gente no iba a leer lo que ocurría verdaderamente en su país. La irrupción de las nuevas tecnologías suponen nuevos canales para ser libres y expresar lo que uno reclama; para ver que otros viven mejor que tú, que progresan mientras que tú te estancas, y, como derecho que es el de tener una vida mejor, desear lo que la red te muestra, aspirar a eso, a mayores niveles de vida.
¿Provocará Internet la llegada del fin del mundo, o la llegada de un mundo mejor, de mundos mejores? La respuesta la iremos viendo poco a poco. Y recordad: somos testigos en primera línea de la historia actual. Dentro de 30, 40 ó 50 años, cuando se estudie en las escuelas los principios de siglo, nos acordaremos de que vivimos aquello...
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