El 5 de noviembre se conmemora el
50 aniversario del fallecimiento de Luis Cernuda, poeta español de la
Generación del 27 que se exilió tras la Guerra Civil por circunstancias
personales y políticas que lo llevaron, entre otros lugares, a residir en
México, país que recibió a personalidades de las ciencias y las letras
españolas tras el fatídico episodio del 36.
El periódico El Mundo publica un
artículo escrito por Eva Díaz Pérez sobre los últimos días y horas del poeta,
del que se muestran su sobriedad y entereza, producto seguramente de los devenires
de la vida, una vida llena de contradicciones y no falta de ilusiones, pero a
la vez de la delicadeza que el poeta mostraba tras su cuerpo recuerdo de
caricias de juventud.
La poesía de Luis Cernuda la
descubrí durante mi primera juventud y momento en el que las contradicciones
empezaban a desvanecerse y a trajinarse en verdades e ilusiones propias, como
las del poeta.
Son varias las generaciones que
hemos vividos con el inicial peso de la identidad sexual, seguido de una
libertad condicionada por la moralidad ciudadana, y la salida de miles de
chicos y chicas del armario de los años 90 y la actual normalización, no en
todos los ambientes, pero sí en las grandes ciudades de nuestro país, donde
pasear de la mano con tu pareja no es signo de burlas y mofas sino de
estabilidad social.
No es muy conocido el momento en
el que Luis Cernuda quiso alistarse en el ejército republicano a lo que le
contestaron que no querían a maricones en las filas de la República; sin
embargo Cernuda en algunos de sus poemas escribió con detalle sus sensaciones
ocultas, las cuales sólo los más entendidos eran capaz de adivinar y sentir, y
marcó a algunos individuos de sus generaciones posteriores aliviando el peso de
ser descubiertos a través de la empatía al saber que años atrás había alguien
que sentía como ellos.
El próximo 5 de noviembre se
conmemora el fallecimiento de un poeta atrevido, poco reconocido en nuestro
país, pero muy querido por los pocos que lo hemos descubierto.
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