Tal era la admiración que Leonard
Cohen sentía por el poeta Federico García Lorca que a su hija cuando nació le
puso por nombre Lorca.
La primera vez que supe de Cohen
fue en uno de esos encuentros esporádicos de pasión, de alguien que conocí que
quería ir a uno de sus conciertos, allá por 2009. El pasado 10 de noviembre se
nos fue el cantante. Un cantante que cantaba cosas bonitas, muy bonitas, como
este Take this walzt, que me llena de amor cada vez que la escucho, porque fue
la primera canción que bailamos juntos aquella noche de febrero abrazados en
los pocos metros que no estaban ocupados por la cama en tu habitación. Cada vez
que escucho el violín a mitad de la canción, este acaricia mi corazón y me
traen tus ojos, esos con los que observas con esa medio sonrisa, mientras noto
el calor de tus labios sobre mi rostro paseándose lentamente.
Ahora como muchas tardes de
domingo, recuerdo aquellas en soledad, cuando dedicaba más tiempo al blog, y
que nunca olvido, espacio de mentiras y verdades, donde cubría la leyenda de la
Yeye y sus misterios.
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