9 de mayo de 2009

Anda simio, que luego meáis en cualquier árbol

"anda simio, que luego meáis en cualquier árbol, has estado media hora en el baño"


Así increpaba la noche del sábado 2 al domingo 3 de mayo, un joven autóctono a un chico negro porque estuvo en el baño del tren que cubría el trayecto entre Madrid y mi casa, más tiempo del que él suponía que debía estar. Ante la mirada atónita de muchos viajeros, el chico negro salió del baño, y continuaba caminando lentamente hacia el otro extremo del tren, para no buscarse más problemas.


El grupo de adolescentes se bajó en Las Margaritas, dejando tras de sí olor a humo de tabaco, en un trayecto de 15 minutos tuvieron la necesidad de fumar dentro del tren.


Qué hacer en ese momento ante una situación así, en la que adolescentes en grupo se creen que dominan el tren. Estremecen las imágenes de aquel chico que le daba patadas a la cara a una adolescente sudamericana en el metro de Barcelona, mientras otro muchacho solo, hacía que no se enteraba de nada, por miedo a que le sucediera a él lo mismo. ¿Debes enfrentarte a ellos?, llamar a los responsables de seguridad de Renfe? ¿a la policía?.


Ayer la situación no se salió de madre, pero me pregunto sobre el respaldo que muchas de las intervenciones anónimas ante estos casos tendrían por parte del resto de viajeros. No sé si somos tan solidarios en realidad como dicen...

3 comentarios:

Miguel Angel dijo...

[...]No sé si somos tan solidarios en realidad como dicen...

Lo peor que hacen los malos es obligarnos a dudar de los buenos.
Jacinto Benavente

Anónimo dijo...

En los últimos meses estamos viendo casos de gente que se ha enfrentado a los violentos que estaban atacando a sus víctimas y han salido mal parados. El último y más reciente, el chico que vió como un hombre apuñalaba a su mujer y se acercó a defenderla y ahora está grave en el hospital porque también recibió puñaladas. El miedo es libre, y a veces la persona que puede actuar y ayudar, se ve inferior y se bloquea y se queda parado ante el temor a sufrir represalias. Otros sin embargo, llegado el momento se arman de valor y actúan, ya que no temen las consecuencias. Pero es que es muy difícil, depende de muchos factores que en ese momento te influyan para intervenir o no. A veces es la propia impotencia ante lo que ves la que atenaza y hace indolente ante la injusticia.

Por ejemplo lo que cuentas del tren, si todos los que iban en el vagón les hubieran cantado las cuarenta a los niñatos pues bien, pero si sólo tú ibas a actuar por coraje...lo peor te lo hubieran dado a tí. El pobre muchacho prefirió ser insultado a recibir una paliza de esos cobardes sinvergüenzas. Como está la sociedad¡¡¡¡

Lo de la solidaridad en estos casos...difícil de valorar.
un beso antonio, zidanoe

gutierre dijo...

muchas gracias por los comentarios, la verdad es que fue tan desagradable la situación...