Hace unos años, veinte ya, cuando no existían las televisiones privadas, nos formamos, en parte, con esa televisión que nos enseñó muchas cosas. Aún recuerdo los músicales de Brodway en el Un, Dos, Tres; las clases de literatura gracias a la representación de los clásicos, a través de dibujos animados como Don Quijote de la Mancha, Dartacán y los tres Mosqueperros, o La vuelta al mundo en 80 días; Y hasta se aventuraron a pronosticar que llegaría un momento en que existiría internet, aunque no lo llamaran así, en el programa Los Sabios.
Nos atrevíamos a llamarle "caja tonta" a una televisión de calidad hecha para el bien del ciudadano. Quizás lo de "caja tonta" se decía por miedo a lo que se avecinaba: el esperpento en decenas de programas sometidos a las desidias de la audiencia. Así, la televisión pública, tuvo que apuntarse al carro, y por miedo a perder ingresos a través de la publicidad, comenzó a realizar ciertos programas de poca monta, que mejor no recordar.
Se avecina una nueva época, en la que se podría volver a tener aquella televisión que muchos añoramos, y que si aprovechan los nuevos directores, podrá llegar a ser de calidad. Es una oportunidad, porque la televisión pública al no depender de las audiencias, podrán arriesgar a hacer programas buenos, referente para los nuevos ciudadanos y para las televisiones privadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario