3 de octubre de 2011

ESOS VERANOS SON MÁS PARA RECORDAR

Cada comienzo del verano bajaba corriendo con sus chanclitas de goma y su flotador con patito de pico amarillo, ponía su toalla de corazones rojos con fondo blanco, junto a aquel árbol que nunca tocaba la orilla del mar, y tras ellos se acercaba al mar de puntillas para entrar en el agua, aquel agua fría que a lo largo de los siguientes meses se calentaría lentamente.

Nació también un verano y sus padres aquel día lo llevaron a conocer lo que para ellos era un océano, al saber que más allá del horizonte no había tierra a la vista. Fue el primero y luego vinieron otros más, lamentándose primero por no poder llevar caramelos a sus amiguitos del colegio por celebrar su cumpleaños siempre en vacaciones, y espiando a las chicas del vestuario en la piscina de su pueblo, pero hubo muchos más verano, de versos, de encantos, de restos de días de juerga, y otros más en soledad. Esos veranos son más para recordar que para repetir. La idea de que no haya ningún otro igual siempre le rondaba la cabeza.

Hasta el verano que viene...


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