23 de diciembre de 2008

VUELTA A CASA


El silencio anaranjado a la vuelta de una salida de campo es síntoma de una buena estancia, es un retorno apagado pero sin tristezas, sin melancolías. 

Ese silencio suelta raices y atrapa a los cercanos que compartieron con uno una mesa en la que sentados varios amenazaban voces dicharacheras tras risas, y tras risas más risas.

La velada terminó pero en sus pensamientos seguía ese calor que nos inundó y nos hizo más bellos, calculando la distancia justa entre uno y otro para sentirnos unidos.


1 comentario:

malabarista infernal dijo...

El silencio, mensajero de tantas cosas, continente de tantas sensaciones diferentes,.... el único compañero que siempre nos acompaña...
como dice Fito:
"la soledad no está tan sola
no ves que a mí no me abanadona...."
disfruta las fiestas