El silencio anaranjado a la vuelta de una salida de campo es síntoma de una buena estancia, es un retorno apagado pero sin tristezas, sin melancolías.
Ese silencio suelta raices y atrapa a los cercanos que compartieron con uno una mesa en la que sentados varios amenazaban voces dicharacheras tras risas, y tras risas más risas.
La velada terminó pero en sus pensamientos seguía ese calor que nos inundó y nos hizo más bellos, calculando la distancia justa entre uno y otro para sentirnos unidos.
1 comentario:
El silencio, mensajero de tantas cosas, continente de tantas sensaciones diferentes,.... el único compañero que siempre nos acompaña...
como dice Fito:
"la soledad no está tan sola
no ves que a mí no me abanadona...."
disfruta las fiestas
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