Decían que Italia guardaba maravillas que al que las visitaba le hacía propagarlas allá de donde fuera.
Decían que en Italia se comía mucha pasta, y que las Heladerías eran de auténtico ensueño.
Se aventuraban a describir el país como gentes tan parecidas a nosotros, que estando allí nos confundían.
Y relataban que era el prototipo de la vieja Europa que tuvo su época de brillantez, y que necesita ser renovada.
Desde este momento, sólo puedo decir que algunos de muchos de esos tópicos son ciertos, pero destaco, la cercanía de la gente, y la amabilidad de los comerciantes, que al menos en Florencia, lugar donde pasé mis últimas vacaciones, se da.
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