Hace unas semanas, hubo un desfile de modelos, pero no fue un desfile cualquiera, era un desfile por los derechos, por derechos laborales de unas mujeres que no los tienen, que se los niegan. Mujeres que son y quieren ser lo que son.
Si durante la historia muchos se han empeñado en que esto desaparezca, nunca lo han conseguido, ni la mayor de las represiones ha hecho que, en ocasiones, el sexo fuera pagado, yo te ofrezco algo y tu me lo pagas, tan simple y san sencillo.
Y por qué ese empeño en su desaparición. Pues en muchos casos por una doble moral de aquellos que utilizan los servicios de estas mujeres en ámbito de lujo, oculto y maquillado denominándolo "mujeres de compañía", y que no ven la posibilidad de que otras mujeres ejerzan esta profesión a otros niveles, otros alegando que están obligadas y maltratadas, y seguramente una parte importante lo están, para eso están las leyes, para combatir el trabajo obligado, pero sin negar que haya gente que quiera ejercer esta profesión, y por último aquellas personas que niegan que a las mujeres les guste el sexo.
Este desfile sirve, entre otras cosas, para visibilizar una realidad, la de mujeres que desean que se las consideren normales, con todos los derechos y obligaciones que pueda tener cualquier trabajador o trabajadora.
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