Garrovillas, en la provincia de Cáceres, tiene una plaza bonita, muy bonita, por donde la abuela Victoria pasaría todos los días, para comprar el pan, la patatera, el queso curado o los pestiños de azúcar.
Ella, cuando era joven, bailaba jotas en la plaza, y era reconocida por sus imprudentes carcajadas, a sabiendas de que despertaba otras más coquetas por su mente chistosa.
Siempre proclamó su socialismo y siempre contó que durante la Guerra Civil un guardia civil la salvó de un bombardeo al esconderla en una alcantarilla.
Un día tuvo que alejarse de su tierra, de su Extremadura y aterrizó en el Madrid de los 50, entre cardos, barro y borracheras vespertinas.
La abuela Victoria lo que más quiso en su vida fue a los suyos, a sus hijas y nietos, y siempre lo demostró con unos abrazos que su uno cincuenta y poco de estatura te arropaban como si te los diera alguien de dos metros. No pudo ver a ningún nieto casado ni jurando bandera, pero los vio felices, y el día que nos dejó estuvo rodeada de quienes más la quisieron, sus hijas, en cuerpo y en alma.
6 comentarios:
bonito, bonito
no hay como los abuelos, afortunadamente yo tengo a los mios vivos.
Son lo mejor, sus historias, experiencias, todo, gracias a ellos, en particular al abuelo Raúl he aprendido mucho.
Saludos, se cuidan.
Q recuerdos... Yo les echo mucho de menos porque aparte de que sean tus abuelos y les quieras mucho.. cuando creces con ellos en casa ufff se les recuerda un montón. Las mañanas desayunando en la cocina con mi abuelo o abuela a mi lado, los paseos a la plaza (acompañada con mi madre también), las meriendas en las que te contaban sus recuerdos, su paseos por la plaza del pueblo (extremeño también pero de Badajoz), su vida en el campo.. en fin tantos y tantos recuerdos.. lástima que ya no estén aquí para vernos.. Seguro que les hubiera gustado mucho ver a sus nietos casarse, tener hijos, pero no pudo ser.. al menos en vida..
Me ha encantado este recuerdo a tu abuela, la mía también se llamaba Victoria (de ahí mi nombre, jejej)
Precioso.. muchos sentimientos han aflorado hoy en mí después de leerlo. Me doy cuenta de que, aunque ha pasado mucho tiempo desde que ya no están con nosotros, les sigo teniendo muy presentes.
Sucede que cuándo nos vamos haciendo mayores recordamos mejor lo que nos pasó hace más tiempo, por eso mi abuelo no se acuerda de lo que comió ayer pero sí que en el año 41 le limpiaba las botas a un militar de alto grado y baja calaña. Los abuelos son nuestra historia y nuestra cultura, aunque sean analfabetos. Muchos besos y abrazos para todos los abuelos sabios y gruñones, y para las abuelas besuconas y cansininas, jejeje.
Siempre tuve mucha envidia de todos mis primos y amigos del pueblo porque yo nunca puede tener cerca a mi abuela, a la que le debo mi nombre. En cierto modo creo que siempre la llevo en mi pensamiento, y es que según decía su hermana Leocadia (a la que muchas veces llamé abuela): "qué bien hizo tu madre en ponerte Virginia, eres igualita a tu abuela"...A mi abuelo lo recuerdo alto, muy moreno y aunque algo gruñón siempre tuvo buenas palabras para mi y mis hermanos, y recuerdo con mucho cariño las bolsas de avellanas que nos compraba.
De mis abuelos de Perú, tengo leves recuerdos de conversaciones por teléfono con muchas interferencias y con una sonido muy lejano, y es que en los ochenta eran pocas las veces que podíamos llamarlos. Mi tía Marina me contó historias muy alegres pero también muy tristes de los últimos días de mi abuela.
Así que este pequeño comentario,y aprovechando tu entrada Guti, se la dedico a ellas, a las abuelas Virginia y Claudia, sin olvidarme de Leocadia, todas ellas mujeres fuertes y luchadoras como tu abuela Victoria.
Virginia
Ya sea de abuelos o padres, hay que guardar la memoria y atesorar sus recuerdos e historias. Y darles abrazos que arropen y besos de cariño, porque no sabemos hasta cuando podremos hacerlo.
Siempre me emocionas Guti.
santi
Magnifico post. Creo que tu abuela estaría orgullosa de ti, Guti. Virgi: gracias por menicionar a la yaya Leocadia, una grande, como todas.
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