El día que tuvo por primera vez derecho al voto, fruto de su ingenuidad, uno de sus hermanos le había preparado la papeleta para cuando fuera a echarla, de camino, otro del pueblo se la miró y le dijo que tenía que votar a los otros y le volvió a cambiar la papeleta. Corría el año 1931, y a sus 20 años se vivían otros tiempos, no sé si de ilusión, de desconcierto, o de ver la vida pasar si saber qué iba a ocurrir. Tras la Guerra Civil, el día que llegaron los falangistas al pueblo, la obligaron a levantar la mano, a lo que se negó, así que la llevaron al cuartelillo para cortarla el pelo al cero, ella tuvo suerte de no sufrir aquella humillación que para la época suponía que le raparan la cabeza a una mujer, cinco duros la salvaron...
Tras una dura postguerra toda la familia tuvo que emigrar a Madrid, dadas las necesidades, incluso de alimentos que en aquel pueblo de la La Mancha muchos sufrieron. Años después a sus descendientes nos llamarían los pirulos, por nuestra altura, quizás porque gracias a aquella emigración tuvimos una mejor calidad de vida, y nos desarrollamos en mejores condiciones...
Nació un 31 de diciembre de 1910 así que hoy cumple 97 años, y sigue recordando todas las historias de sus hermanos, de la gente de su pueblo, Santa María de los Llanos, en Cuenca, con esa lúcida mente que espero mantenga el día que cumpla los 100.
Ahora, siempre que vamos a su casa la recuerdo sacando dulces, zumos, jamoncito, para que comamos mientras ella nos mira y nos cuenta sus cosas, sentada bajo Las Meninas de Velázquez.