Nunca me gustaron las muñecas, me parecieron aburridas, y sosas. Cuando era pequeño me dedicaba a quitarle las piernas y jugar con ellas a los bolos, pero a la que más odié fue a la Nancy, que si Nancy enfermera, Nancy equitación, Nancy de primera comunión, pero lo peor es cuando se me presentó en vida, y durante unos meses me amargó la existencia, la mía y la de mis seres queridos. Paseándose a mis espaldas, a sabiendas del daño que me estaba haciendo, orgullosa de sus actos. Firme e independiente, Nancy gaseosa me sumió en la más triste agonía, hasta el día que hice que desapareciera de mi vida. Aquel día respiré, aun me repongo de la caída.
2 comentarios:
Es que esta muñeca da miedo y todo...
Pues yo le tengo una manía a la Barbie......
Silvia
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