Y en su casa comenzó a recordar la situación: Era de noche y pronto alcanzó a vislumbrar la intensidad de su mirada, el contorno de sus caderas, la aspereza de su nalga, y notó su ritmo cardiaco al pasar la mano por su ingle. Jamás tuvo la oportunidad de sentir algo parecido. Soñó unas 26 veces…
A la mañana siguiente caminaba hacia casa ilusionado imaginando cómo sería la próxima vez.
4 comentarios:
siempre pensé que comentaría yo antes en tu blog.
Pero como últimamente estás tan intimista, acojona romperte la concentración. (a parte de que me siento un tanto voyeur)
vosotros escribir al gutierre, si a él le mola más que a nadie...
pos na, escribire más a menudo
Hola Gutierre, gracias por tu comentario. Ya escribí una respuesta en mi blog.
Ohh que bien que seas fan del Dios de las Pequeñas Cosas. Me puse muy contento cuando me enteré de que Arundhati Roy ya está trabajando en su segunda novela (aunque no puedo negar que sus ensayos también son muy buenos).
Saludos y me estaré paseando por tu blog.
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