En anteriores ocasiones vi cómo esa capa negra cubría gran parte de los edificios de la ciudad, pero nunca vi cómo sus tentáculos superaban la corona metropolitana y llegaban a cubrir los primeros campos de cereales que diviso desde mi habitación, lugares por donde a penas pasa una carretera, donde no hay industrias, ni calefacciones de carbón que obstruyan el cielo, y es que en Madrid ya no cabe más polución, ha de salir fuera, porque presiona su corazón. Mientras, los gobiernos competentes, el de la Comunidad de Madrid, o el del Ayuntamiento de Madrid no hacen nada. ¿será el miedo a las elecciones?, Tomar medidas radicales puede ser perjudicial para perder todo lo que están perdiendo ya.
Espero que llueva pronto o nos acompañe el tiempo inestable, esos vientos que a veces nos vuelven locos, pero que, en ocasiones, son tan beneficiosos como en casos como este, en casos en que el oxígeno es sustituido por partículas que nos pueden deshacer por dentro.